Algunos estudios apuntan, incluso, a que beber sin tener sed podría tener un efecto ligeramente negativo en el rendimiento deportivo. Dolor en el pecho, sensación o pérdida del conocimiento, mayor fatiga que de costumbre o palpitaciones en el corazón son los síntomas que identifican al deportista en riesgo de tener un problema cardiaco.
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